Cuando Arturo Pérez Reverte y su definición incondicional de los litigios en los que las balas silbaban, creyó descubrir los sinsabores de la guerra, pensé: sólo quedan vencidos, invencibles y ganadores.
Él fue, como Vasili Groosman, un concejal de guerra. No me rectifiquéis. Un corresponsal de guerra. Siempre es un error identificar a la gente.
Veo, en cualesquiera de los suplementos literarios, que se comparan tres obras que se distancian en el año de edición, en la editorial, en el traductor( menos la de Arturo), en el resultado del asunto, en la intención...
Y creó-sin ser categórico- que habría que diferenciar a las tres obras por ser distintas en grosor, en modo y en estilo.
La del nuevo académico es una obra en conjunto que no forma unidad. Sobran palabras.
Las dos unidades distintas ( " Guerra y paz" y " Vida y destino") sólo se parecen en que las dos hablan de la guerra.
A partir de aquí que cada lector identifique a cada una de ellas.
La una es admirable dibujo de personajes grandiosos en la altura y la desfachatez de sus complementarios que , por osadía o inconsciencia, quieren alcanzar la cumbre. Dar la respuesta de quién consigue lo que quiere sería destrozar la lectura en i-book o en línea. Bezujov es un buen hombre y... rico. El príncipe Alexéi ( o como se escriba) es un héroe derrotado. Alejandro- ceo que el primero- es una estantigua que se emociona cuando piensa que sus hijos sufrirán una derrota que nunca llegará. No hay patriotismo en sus quehaceres. Rostov es un enamorado de nada. Y Helena una enamorada de todo. Con estos ingredientes se elabora una novela de mucha páginas.
No sé quién ha intentado igualar esta novela- de reseña inconclusa- con la de Grossman. Bueno...
Este hombre es un judío ideológico que introduce multitud de personajes en su crónica del asedio por parte de los alemanes ( nazis) de San Petersburgo. Es, meramente, un corresponsal de guerra como Reverte. Los iguala el hecho de haber estado en el riesgo de la batalla( algo arriesgado), lo cual acojona, mas no da objetividad al mensaje. En Grossman sufren los hijos de la guerra, como en Tosltoi.
Los judíos no pueden pasar desapercibidos.
¿ Cuál es, pues, la diferencia?.
En una mueren de verdad; en la otra también mueren, pero literariamente. En una sueñan de verdad; en la otra, sueñan de verdad. Desgraciadamente para las mentes simples, rechazar a los judíos como sufridores del hecho de vivir, es un holocausto ideológico.
Grossman es sincero en sus crónicas. Tósltoi sería un pequeño burgués. Uno murió en una estación de tren asediada por el frío, por la desidia de ser rico, por la angustia de vivir... El otro, no sé si ha muerto. Si así es, que la Stasi lo tenga en su santa gloria.
De Quevedo y sus hazañas. del capitán Alatriste y sus espadas, sólo me queda un regusto a heces que corrían por el centro de las calles cuando los bandidos intentaban robar en la media noche a los que fantasmas se creían.
Mientras tanto, Lope, lograba enamorar en su vejez, a mujeres que hoy serían rechazadas por imposibles. Y él, en la cárcel, donde corresponde a una vida tan desatinada y fuera de la ortodoxia de los ritos.
viernes, 8 de enero de 2010
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