Este libro del médico psiquiatra Augusto Cury va dirigido a los jóvenes y a los educadores. Cury considera que los jóvenes siempre han sido contestatarios y han discrepado del mundo creado por los adultos; piensa, sin embargo, que los jóvenes actuales adoran el sistema social creado por los adultos, un sistema que los transforma en consumidores que valoran el “tener” más que el “ser”, un sistema que anula su identidad y proyectos, y que les impide pensar por sí mismos.
La obra está llena de mensajes para los jóvenes y para los educadores. Algunos mensajes destacados son los siguientes:
- Los débiles utilizan la fuerza, los fuertes la inteligencia.
- Toda persona tiene en su interior un enorme potencial, sólo hay que buscarlo, descubrirlo y dejarlo crecer.
- No ceder a la frustración, ni estancarse en el lamento, sino aprovecharla para crecer, levantarse y luchar por los sueños que uno tiene. Si miramos hacia abajo no vemos mucho, mirando adelante nuestro horizonte es mayor.
- Prepararse para el fracaso y la derrota porque la vida está llena de accidentes.
- Saber aprender no sólo de nuestros errores, sino de los errores de los demás.
- Gestionar nuestra inteligencia y nuestras emociones de forma “inteligente”.
- El maestro no debe renunciar ante ningún alumno pues cada uno de ellos es un diamante que bien tallado brillará para siempre.
- El educador no debe conformarse con transmitir información para que el alumno la repita sino que debe provocar el pensamiento y la creatividad para que el alumno pueda aprovechar esos conocimientos para aprender a vivir. No conformarse con ser un maestro que informa, sino que debe aspirar a ser un maestro de la vida, a formar personas capaces de pensar con inteligencia.
Es un libro bastante interesante que pueden aprovechar jóvenes y educadores.
Bartolomé Miranda (profesor de Filosofía)
La obra está llena de mensajes para los jóvenes y para los educadores. Algunos mensajes destacados son los siguientes:
- Los débiles utilizan la fuerza, los fuertes la inteligencia.
- Toda persona tiene en su interior un enorme potencial, sólo hay que buscarlo, descubrirlo y dejarlo crecer.
- No ceder a la frustración, ni estancarse en el lamento, sino aprovecharla para crecer, levantarse y luchar por los sueños que uno tiene. Si miramos hacia abajo no vemos mucho, mirando adelante nuestro horizonte es mayor.
- Prepararse para el fracaso y la derrota porque la vida está llena de accidentes.
- Saber aprender no sólo de nuestros errores, sino de los errores de los demás.
- Gestionar nuestra inteligencia y nuestras emociones de forma “inteligente”.
- El maestro no debe renunciar ante ningún alumno pues cada uno de ellos es un diamante que bien tallado brillará para siempre.
- El educador no debe conformarse con transmitir información para que el alumno la repita sino que debe provocar el pensamiento y la creatividad para que el alumno pueda aprovechar esos conocimientos para aprender a vivir. No conformarse con ser un maestro que informa, sino que debe aspirar a ser un maestro de la vida, a formar personas capaces de pensar con inteligencia.
Es un libro bastante interesante que pueden aprovechar jóvenes y educadores.
Bartolomé Miranda (profesor de Filosofía)