miércoles, 29 de julio de 2009

Tokio blues: Murakami plagia a Murakami

Todos los escritores tienen su estilo, sus obsesiones. Murakami no, Murakami se plagia en esta novela a sí mismo directamente. No es ya un estilo, una obsesión lo que encontramos en Tokio blues -que también puede verse en otras obras suyas, como en Al sur de la frontera, al oeste del sol-, sino una repetición recompuesta, corregida y aumentada del libro de cuentos Sauce ciego, mujer dormida.
Para mí, que leí los libros en este orden (libro de cuentos, novela) fue una sorpresa poco agradable, que más que valorar como un detalle de creatividad, me dejó tedio de aburrimiento. La culpa fue mía porque leí las dos obras seguidas y además me salté la introducción del propio autor, que juzgué previamente como superflua, donde justamente él mismo anunciaba que había tomado cuentos de su libro y los había metido en la novela.
La introducción de los cuentos no se hace como lo haría Cervantes o Irving, conservando su independencia, ni como lo haría Galdós, dando nueva perspectiva a los mismos personajes en distintas novelas. No, qué va, se trata simplemente de que en algunas partes de la novela aparecen fragmentos seguidos que son cuentos copiados literalmente con algún cambio menor si acaso. Murakami se preocupa de que la inserción resulte natural mencionando algún personaje del cuento más adelante en la trama de la novela, como para diluir la mezcla, pero para quien los detecta no pasa de ser un remiendo que suspende por un momento la credulidad del lector poniendo en primer plano la técnica del escritor, que no parece demasiado cuidada, por otra parte.
La técnica, sin embargo, no es nueva: se trata de una forma de creación muy antigua que podíamos entroncar directamente con la literatura popular y tradicional. Técnicas de este tipo encontramos en El Lazarillo, por poner un caso, o en El Libro de Buen Amor y me llevan a abundar en una conclusión que he extraido sobre este autor: Murakami es esencialmente un buen narrador tradicional, pero no un buen escritor. Aclararé antes de nada que no considero una virtud -la de escritor- superior a otra -la de narrador-, sino que para mí constituyen dos virtudes necesarias para la excelencia narrativa que generalmente no están presentes en todos los autores en la misma proporción.
Creo que esta habilidad narrativa popular de Murakami es la esencia de su éxito. Cuenta las cosas estupendamente, nada más (y nada menos), aunque no es un escritor deslumbrante. Ciertamente, hay escritores deslumbrantes, como Muñoz Molina capaces de aburrir a una hiena. Escriben bien, demasiado bien, pero no tienen talento narrativo (popular). Murakami escribe aceptablemente (dentro de lo que yo puedo apreciar dado que no lo leo en japonés original precisamente), pero sabe contar las historias tremendamente bien; hipnotiza con su lengua escrita a pesar de que delata una sabiduría oral completa. Muchas historias están insertadas en los diálogos, y su narrador preferido es el de primera persona, así que no es arriesgado decir que estamos ante un narrador que ha sabido escribir en el tránsito del siglo XX al XXI utilizando las técnicas de la narración tradicional oral.
Claro que es de agradecer que sea mejor narrador que escritor, porque los magníficos escritores aburridísimos ya pueblan en exceso el parnaso y necesitamos equilibrar este arte de las historias recordando que narrar es narrar, no sólo escribir, no sólo palabras, y desde luego no es lírica, ni ensayo, es narración narración, a pesar de que no renuncie a reflexiones sobre la vida y la muerte y a melancolía, belleza, nostalgia y emociones.
Otra de las pruebas que defienden a Murakami como narrador popular y oral es la ausencia de técnicas modernas de esas que llamamos vanguardistas o experimentales. Las historias surgen en su narración como siempre han surgido, como pueden encontrarse en los más antiguos poemas épicos, leyendas o romances. Si acaso un flash back siempre para convertir la narración en una profundización oral de la historia. Mucha gente ignora que las narraciones orales que solemos contar -por ejemplo, las anécdotas- solemos comenzarlas por el final, así que Murakami no usa el flash back o las alteraciones temporales en general como un recurso moderno o arriesgado, sino como una forma más de narración oral.
Por supuesto, Murakami no sólo se plagia -se repite literalmente- sino que tiene sus obsesiones -repite variaciones del mismo tema- : la comida, el diálogo abundante, el sexo, la música clásica clásica y clásica pop-rock -el título de Tokio blues es Norwegian wood, título de una canción de los Beatles-. Y sobre todo, sobre todo, sobre todo: la soledad, la inmensa y radical soledad de sus personajes, siempre fuera del común denominador del resto de la humanidad, siempre al borde del suicidio, en el suicidio, en el aislamiento, en la búsqueda de otra solitaria alma gemela. El mundo se ve como desde fuera, los personajes no acaban de meterse en él, no acaban de comprender la vida convencional. Sufren por ello una tragedia continua que les lleva frecuentemente a la muerte, al desprecio de los demás, al aislamiento, a la observación de la vida como un suceso extraño y a la continua introspección.
Un gran narrador que a estas alturas recuerda que la narración más antigua y tradicional todavía tiene muchas cosas que enseñar a los escritores modernos.

martes, 21 de julio de 2009

MEMORIAS DE PABLO Y VIRGINIA

El cuento "Memorias de Pablo y Virginia" es uno de los cuarenta y dos cuentos que conforman un libro amenísimo del escritor argentino Manuel Mújica Laínez: "Misteriosa Buenos Aires". Son todos ellos cuentos en los que los datos históricos- desde la fundación de la ciudad que aparece en el título, hasta 1904- se mezclan con invenciones del escritor.
Sobre el que hago esta pequeña reseña, decir que es de los más extensos ( más no se asusten aquellos lectores a los que la extensión del libro hace que lo rechacen), son 20 páginas aproximadamente. Su interés reside en la originalidad del mismo. Esta originalidad no es otra que el propio narrador: es un libro. Este va contando, desde su perspectiva, la vida de los distintos dueños por los que va pasando. Interesantes son las críticas a cada uno de sus amos. Magistral es la prosa de Manuel Mújica: accesible ;mas de una factura clásica, donde el lenguaje acaba siendo tan importante como la anécdota que se relata.

Os aseguro que pasaréis media hora excelente; comprobaréis cómo los propios objetos nos analizan y observan en su aparente quietud; descubriréis, en fin, como en boca de un libro, el ser humano deviene- en la mayor parte de los casos- en más objeto que el propio objeto. El más humano de ellos es el propio libro.

lunes, 13 de julio de 2009

La ola

La ola es una película artificiosa y artificial en casi todo: en las actuaciones de los actores, poco naturales, si salvamos a Tim; en el guión, nada creíble y mal construido; hasta en el cartel, que muestra un fotograma manipulado sensacionalistamente que no aparece en el filme (hay una intención de presentar la historia como un testimonio de lavado de cerebros, que en realidad no se produce nunca). Los publicitarios soñarían con que la película contara que a unos chavales se les puede convertir en nazis en una semana, pero nada más lejos de la historia que se cuenta en esta película.
Basada lejanamente según parece en un hecho real y una novela consecuente, la película pretende mostrar la facilidad con que puede dominarse a las masas. Y digo pretende porque la mayoría de las publicaciones en la web reproducen palabras semejantes copiadas del mismo sitio y para mí que no han visto la película: la película no demuestra nada (salvo que se puede hacer malas películas de todo tipo)
Se supone que en una semana en la que las clases se suspenden y el alumnado debe apuntarse a proyectos sobre sistemas políticos, un profesor, al que le ha correspondido enseñar sobre la autocracia, o sea, el fascismo, las dictaduras, como no tiene nada preparado, piensa en simular una situación similar.
No es que el experimento se le vaya de las manos al final, como suelen decir los sinópticos oficiales de la película, es que simplemente no sabía qué hacer desde el principio. De hecho en la película en la que se echa mucho de menos un guión bien elaborado y alguien que supiera enseñar narrativa cinematográfica al director, en muchos momentos la impericia del director de la película o del actor profesor o del guionista, se da a entender que la autocracia no sólo tiene cosas buenas, sino que no se las confronta ni se las critica. No es extraño que los chavales se entusiasmen: el profesor les mostró que la autocracia podía ser divertida y hasta democrática. Lo que resulta extraño es que se entusiasmen con las trivialidades que tratan en clase. La película muestra una desproporción absoluta entre las causas y los efectos. Los efectos son dramáticos, tremendos y demoledores, mientras que las causas, lo que sucede en clase, no parece en ningún momento que pueda ser causa creíble de lo que ocurre -los adolescentes quedan como auténticos bobos-. Ni en una semana -que es el mayor error narrativo- ni en un año: la historia no hay quien se la crea.
A pesar de todo, como pasa con los libros malos, como son oportunistas y tienen un "mensaje", servirían para tratar en clase temas asociados, lo mismo que podemos usar cualquier pretexto para despertar la discusión. Probablemente el hecho de que sea una película mal hecha puede ser bueno para despertar esa discusión precisamente en clase.

viernes, 19 de junio de 2009

Paris, toujours Paris

Si, par hasard, tu voulais aller visiter Paris cet été mais que tu ne peux pas (à cause de la crise, par exemple), je te propose une "visite" presque si réelle que celle que tu aurais voulu faire:

Paris éternel

viernes, 15 de mayo de 2009

MIS SENTENCIAS EJEMPLARES


Emilio Calatayud es Juez de menores en Granada, y se ha hecho “famoso” por algunas sentencias que impone a los menores que comenten infracciones de tráfico, peleas, daños, robos,… “Dibujar un cómic sobre sus delitos”, “narrar lo que ha hecho”, “sacarse el graduado en ESO”, “Ayudar a personas mayores”, “visitar accidentados en un hospital”, “limpiar la vía pública después de un botellón”, y de ese estilo; aunque cuando la cosa es seria, también sabe enviar a los menores a un Centro de Reforma de Menores.
En "Mis sentencias ejemplares", aconsejable sobre todo para padres, nos habla de estas sentencias, y de todo lo relacionado con la delincuencia de menores y sus causas. Calatayud transmite optimismo y deposita una gran confianza en la educación. Considera que la delincuencia de menores está relacionada con el entorno y la sociedad, “todos somos culpables”, y por tanto es tarea de todos la integración y rehabilitación de los menores delincuentes: “si la rehabilitación sale bien, todos nos beneficiamos del éxito. Tendremos un futuro más seguro y una sociedad mejor. Si sale mal, todos perdemos. Aunque sea por puro egoísmo, nos interesa recuperar a los delincuentes infantiles y juveniles, antes de que sean adultos. Es más rentable que nuestros impuestos se inviertan en ese objetivo que en construir cárceles o en pagar a más policías”. Y esta tarea es labor de todos: padres, instituciones, maestros, jueces, psicólogos,… Este juez se atreve a meterse con los políticos, los padres, la educación, y con la hipocresía social; y suele, sin pretenderlo, dar buenos consejos educativos.
Es un libro muy interesante. No esperemos detrás de los mensajes de Calatayud grandes teorías políticas, psicológicas, educativas, jurídicas o sociológicas; lo que sí hay es inteligencia y sobre todo, mucho sentido común.
Bartolomé Miranda Jurado
(profesor de Filosofía)

lunes, 11 de mayo de 2009

Poesía juvenil: consumir preferentemente

Consumir preferentemente se supone que es un libro de poesía juvenil de Raúl Vacas porque está editado en la colección Otros Espacios de Anaya. Y digo se supone porque a pesar de algunas muestras que podrían parecer descaradas, como un poema en sms, el resto son poemas de un libro de poesía que no es infantil, tampoco es para viejos, pero tampoco es para nadie y tampoco para todos.
De juvenil le viene el aire despreocupado, el amor con tono adolescente, el humor, la voracidad consumista...
El título guía la línea creadora de los poemas basados la mayoría en enlazar un intertexto con expresiones propias del mercado actual, casi todas ellas aparecidas en los títulos de los poemas o de los apartados, o incluso en las citas, algunas de las cuales tienen como autor a Carrefour.
El verso convertido en versículo oscila entre el poema paralelístico extenso, y el hijo pequeño de los haikus, que tan de moda parecen estar. Oferta del día, parte meteorológico, predictor, perecederos... las expresiones triviales de nuestra vida cotidiana se hilan en una literatura que más que lírica pretende sobre todo ser ocurrente.
Ilustrado por Pepe Montserrat con unos dibujos con collage de cierto aire surrealista, el libro puede servir para pasar a los jóvenes lectores definitivamente hacia una poesía no ya de su edad, sino de su época. Ocurre en este libro de poemas lo que ya hace tiempo ocurrió en la narrativa juvenil que incorporó frecuentemente técnicas narrativas contemporáneas, como el perspectivismo. Aquí vemos, como corresponde a la poesía, los juegos gráficos, las parodias, las recreaciones... lo propio de unos ismos que ya deberían llegar a la poesía juvenil para sacarla de los posibles ripios y la ñoñería cursi.

Escombro: versos perros de Jesús Gázquez

Ya presentamos a Jesús, o mejor dicho se presentó él mismo, en nuestro Club de Escritores, a propósito del último premio que había ganado precisamente con la obra que hoy comentamos: Escombro. Recientemente nos envió un ejemplar dedicado que hoy quería comentar.
El título dice algo de la esencia del libro: una sensación de espíritu derruido cae sobre la humanidad del poeta, una idea de andar por los suelos, una creencia de que a pesar de las ínfulas de las personas, la vida se descompone en fragmentos que cada uno de los poemas de este libro pretende explicar.
Debería repetir lo que dije presentándolo en el Club de Escritores: Su poesía destila una curiosa tranquilidad. Frases generalmente simples, casi sucesión de aforismos a veces aparentemente inconexos. Imágenes sencillas de compleja explicación, sucesión de personas, cosas de la vida (amor, tiempo, emociones, pensamiento...) [...] ...comienza en verso y acaba convirtiéndose en sentencia.
Y digo aquí sentencia en los dos sentidos: aforismo y fallo (y otra vez los dos sentidos: fallo judicial y error humano). Los versos de Jesús explican la condena del humano a una vida de perro, la imagen tal vez más repetida a la largo de la obra y que da sentido al título que he escogido: versos perros, de un animal callejero, carnívoro y desvalido que anda por los campos y las afueras, que sobrevive o vive o se desvive siempre por los caminos. Un ser humano que esconde el animal desvalido que no quiere aceptar.



Comencé la lectura ocasionalmente en un momento libre y pronto tuve que buscar un marcapáginas para señalar frases que no quería olvidar, después papel y lápiz para apuntarlas y finalmente necesité tiempo para releer este libro lleno de ideas de una brillantez sencilla, maravillosa, de un encantamiento especial, de unas aristas suaves pero certeras, de unas definiciones pulcras: un poemario magnífico, sencillamente no un libro cualquiera, sencillamente una serie de poemas que hacen grande a quien los escribe y más grande a quien los lee, sencillamente un libro para no olvidar.
Los poemas breves, al borde del haiku a veces, con frases de greguería, con la sola contención del punto final, cierto ritmo roto y asonancias levísimas. Las imágenes repetidas -muerte, perros, techo, carretera-. Y la propia poesía como tema junto a la idea de un hombre solo, vagabundo, despojo... y poeta. Imposible no pensar mientras se lee, pensar, por ejemplo, que nos dan la vida y la consumimos hasta el escombro, que somos nuestro propio perro, nuestro mejor amigo, nuestro mejor único amigo, y también que en ese animal abandonado, deambula toda la humanidad, toda la historia, toda la vanidad y la banalidad.
Imposible no convertir los versos en citas: "El miedo a la libertad del otro/ dispara a todo lo que vuela"; "Nada muere del todo/ como nadie vive completamente"; "La gente se aferra a su propio miedo/ uno mismo ya no es un lugar seguro"; "El pensamiento es una sombra/ que sale al paso de la luz que viene"; "La poesía es el silencio que sigue a un verso".
La obsesión por definir hace que la sintaxis se vuelva paralelística, sin embargo, Jesús pronto quiebra el verso para perturbar la repetición en juegos de voces (cambios de persona, anteposición de complementos) que despiertan la lectura de sucesiones que sorprenden por la falta de puntuación ortográfica por la que guiarse.
No faltan escritos de su poética, que es también la poética de todos, porque no pretende explicar su creación literaria, sino definirla:

"Dejé pasar el tiempo y perdió fuerza
Hasta que se detuvo en los poemas

Los poemas son animales salvajes
No sirven para nada
Gente que parece no dormir nunca
La belleza es un tigre que te encuentra primero".


Del escombro es lógico que derive la imagen de la ruina, esa ruina humana es en parte su tragedia: ser animal y no aceptarlo, vivir en la naturaleza y contra ella. En el siguiente poema vemos una imagen que supera la tradicional del río como tiempo, para convertir el agua en un trágico círculo que devora a la humanidad. El mar es ahora el que viene a buscar al ser humano para arrastrarlo.

"La lluvia viene haciendo las veces de tiempo
Que es una ruina dejándose caer
La tormenta no es más que un tentáculo del mar
En busca de semillas fracasadas
En medio del torrente el hombre
Ha olvidado subir a los árboles".


Desde que leí El asombro, Jesús me pareció buen escritor. Tengo el recuerdo de haber leido con verdadero deleite Ríos, cuya copia no encuentro en este momento entre maldiciones. Ahora, en Escombro me ha parecido ver completamente un gran libro y un gran poeta.