miércoles, 29 de octubre de 2014

EPICURUS, EL SABIO



EPICURUS, EL SABIO. UNA VISITA AL HADES.
GUIÓN: WILLIAM MESSNER-LOEBS
ILUSTRACIONES: SAM KIETH
Epicuro es una figura emblemática en la historia de la filosofía. Este filósofo que vivió en el siglo IV-III a. C. ha pasado a la historia como el padre del hedonismo y su filosofía nos ayuda a buscar la felicidad y la buena vida en el placer y la ausencia de dolor.  Este cómic propone una aproximación a su filosofía, a toda la filosofía griega y además, en este volumen, hace referencia a la mitología griega.
Epicurus, el sabio  (volumen 1) comienza con el mito de Perséfone y narra una historia donde aparecen todos  los filósofos clásicos en la Atenas del siglo V a. C. Con un humor cínico William Messner-Loebs pasa  por todos los pensadores clásicos, desde Sócrates hasta Epicuro pasando por Platón y Aristóteles y muestra sus principios filosóficos fundamentales mientras hila una trama alrededor del rapto de Perséfone por Hades. Epicuro tendrá que solucionar, como un investigador privado contratado por Perícles, el caso del secuestro de Perséfone, y así evitar el dolor de su madre Démeter que provoca que en pleno mes de agosto esté nevando en Atenas y la tierra sea una bola de frío glacial.
En este cómic publicado en el año 1989, Sam Kieth demuestra su virtuosismo en el dibujo que lo llevó a la fama con el cómic Sadman. Sus ilustraciones de Epicuro y Alejandro Magno por ejemplo (al que Epicuro llama cariñosamente Alex porque en la historia es un niño de diez años educado por Aristóteles) además  del color que utiliza, recuerdan mucho al mítico cómic de Neil Gaiman.
Epicurus, el sabio (volumen 1) es un cómic fantástico para aquellas personas que quieran reírse de los filósofos, aprender algo sobre las ideas básicas de los pensadores griegos  y pasar un buen rato con los dibujos de Sam Kieth.

miércoles, 22 de octubre de 2014

CRÓNICAS DE JERUSALÉN. GUY DELISLE



CRÓNICAS DE JERUSALÉN
GUY DELISLE
Viajar es fundamental para educarse y relativizar nuestra visión del mundo. Cuando viajo siempre tengo presente que olvidaré muchas de las cosas que veo, pero hay lugares que recordaré por mucho tiempo. Estos lugares siempre están asociados a una historia. Crónicas de Jerusalén nos cuenta la historia autobiográfica de Guy Delisle durante un año en Jerusalén. La fuerza de este cómic reside en la capacidad de llevarnos a una ciudad que posiblemente no visitaremos, y mostrarnos la vida que se respira entre ciudadanos musulmanes, judíos, cristianos y armenios.
Guy Delisle narra su estancia durante un año en Jerusalén con su esposa Nadége y sus dos hijos. Mientras su esposa trabaja para Médicos Sin Fronteras, él se encarga de la vida familiar. En sus ratos libres, pasea dibujando los lugares más bellos y extraños de una ciudad sagrada para las tres religiones monoteístas. En su año de estancia en Israel muestra lúcidamente las causas del conflicto palestino-israelí, los asentamientos de colonos israelíes en suelo palestino, el contraste entre la vida de los ciudadanos de Tel Aviv, Hebrón y Jerusalén.
Con un dibujo aparentemente simple, sencillo y un color azul oscuro y pastel, Guy Deslisle se deja llevar por los detalles en espléndidos dibujos de las calles, plazas, mercados y parques de la ciudad de Jerusalén y, sobre todo, de los monumentos sagrados de esta ciudad.
Con un guión bien narrado, que juega bastante con la voz en off, el cómic tiene ritmo y no se hace aburrido ni pesado, aunque la temática nos pueda llevar a creer que va a ser densa por el hecho de tratar conflictos políticos o religiosos. Guy Delisle va jugando con la experiencia personal para contar temas autobiográficos, pero analizando la forma de ser y las creencias de las personas que conviven en esa zona de Oriente Próximo. Es un magnifico cómic para entender el conflicto palestino-israelí y para conocer la vida que llevan las personas en Jerusalén. Es un cómic fantástico para leer en las asignaturas de Religión y Ética.
Leyendo Crónicas de Jerusalén he recordado la idea de que solo recuerdo de mis viajes aquello que está unido a una historia y, quizá, gracias a Guy Deslisle haya conocido aspectos de Jerusalén, una ciudad que nunca visitaré, por haber leído su  historia.