lunes, 24 de septiembre de 2012

El hombre que amaba a los perros ( O el desengaño del comunismo)

El paréntesis del título es de mi cosecha; el resto del mismo es el nombre de una novela de Leonardo Padura, escritor cubano, el cual después de leer la novela que reseñamos, no se muestra muy seguidor del régimen político que impera en su lugar de nacimiento.

La novela-más adelante me encargaré de adentrarme en sus "argumentos"- es una auténtica desilusión, un dulce desengaño de lo que es y fue el comunismo. Bueno, la novela es mucho más, pero este es el sentimiento que permanece en mí de manera indeleble una vez leída. Pero...Sr. reseñista, en los tiempos que corren, ¿ aún creía usted en el comunismo, todavía soñaba con la "socialización", con la igualdad justa entre los hombres (sic), con la intención de igualar a las almas antes de la larga e inevitable marcha...? Iluso. O quizá no haya entendido nunca la base alimenticia de esta tendencia político-económica y, ahora, por cándido, me lleve una sorpresa al descubrir que no quedan granjas que compartir, ni koljoses, ni muros infranqueables que impidieran el paso del aliento capitalista, ni el sonido grosero de la falsa moneda que nos tiene actualmente en el fondo de la sima.

En verdad, los acontecimientos que se narran no guardan un sólo hilo argumental- de ahí lo dicho anteriormente de los" argumentos". Son tres novelas en una. 

Por una parte, un joven-Iván- que aspira a adentrase en el mundo de la literatura se encuentra con un desconocido paseando por la playa; un desconocido con cierta apariencia enigmática, pero al que reconoceremos inmediatamente en la narración, muy a pesar del autor por intentar crear en torno a este personaje una cierta intriga. Las charlas con este hombre desconocido, su desaparición de la tierra cubana, el misterio que envuelve su vida... serán las acciones más destacadas en este primer paso.

Por otra, intercalándose con la trama anterior y con la que más abajo comentaremos, aparece el segundo argumento del libro: la historia de Ramón Mercader, el ingenuo, ignorante y desengañado asesino de Trotski. Sus incursiones en las filas republicanas del ejército español durante la Guerra Civil, la relación con su madre( Caridad, una mujer a la que hoy no dudaríamos en incluirla de alguna manera dentro del mundo "friki", a pesar de su imagen de pasionaria ebria), los avatares en la Rusia stalinista, sus amores y amoríos interesados... En suma, se desgrana su figura con algunos datos novelados y otros con cierto toque histórico.

El tercer argumento intercalado es el destierro y asesinato de Liev Davídovich Bronstein, más conocido por Trotski.Su paso por Kazajistán, Turquía, Noruega, hasta llegar al país donde dio con sus huesos en el otro mundo: México. Trotski es presentado como un personaje al que hay que tenerle lástima, del cual hay que compadecerse. No es un crudo revolucionario, sino , más bien, un alma en pena que vaga quejumbroso por el mundo debido a la crueldad de Stalin. La muerte de sus hijos, el fuerte odio a Joseph Stalin, el amor por su esposa, la amistad con pescadores, con Diego Rivera, el anhelo de "enderezar" el rumbo de una Unión de Repúblicas Soviéticas que con el paso de los años se va convirtiendo en una recia dictadura...conforman los hechos de esta sección.

Ha habido ocasiones en las que he estado a punto de dejarla en la mesa del escritorio, olvidada como instante indeseable. Sin embargo, ha sido un acierto continuar su lectura hasta la pequeña reflexión del autor al final. El lirismo de estas últimas páginas, lo desabrido del análisis de los acontecimientos narrados, la amargura del intento fallido de un mundo mejor y los detalles que acompañan a los dos personajes históricos que juegan en la novela, siempre interesantes y curiosos, me han hecho-una vez más- no abandonar la nave hasta verla zozobrar.