CRÓNICAS DE JERUSALÉN
GUY DELISLE
Viajar es fundamental para educarse y relativizar nuestra
visión del mundo. Cuando viajo siempre tengo presente que olvidaré muchas de
las cosas que veo, pero hay lugares que recordaré por mucho tiempo. Estos
lugares siempre están asociados a una historia. Crónicas de Jerusalén nos cuenta la historia autobiográfica de Guy
Delisle durante un año en Jerusalén. La fuerza de este cómic reside en la
capacidad de llevarnos a una ciudad que posiblemente no visitaremos, y
mostrarnos la vida que se respira entre ciudadanos musulmanes, judíos,
cristianos y armenios.
Guy Delisle narra su estancia durante un año en Jerusalén
con su esposa Nadége y sus dos hijos. Mientras su esposa trabaja para Médicos
Sin Fronteras, él se encarga de la vida familiar. En sus ratos libres, pasea dibujando
los lugares más bellos y extraños de una ciudad sagrada para las tres
religiones monoteístas. En su año de estancia en Israel muestra lúcidamente las
causas del conflicto palestino-israelí, los asentamientos de colonos israelíes
en suelo palestino, el contraste entre la vida de los ciudadanos de Tel Aviv,
Hebrón y Jerusalén.
Con un dibujo aparentemente simple, sencillo y un color azul
oscuro y pastel, Guy Deslisle se deja llevar por los detalles en espléndidos
dibujos de las calles, plazas, mercados y parques de la ciudad de Jerusalén y,
sobre todo, de los monumentos sagrados de esta ciudad.
Con un guión bien narrado, que juega bastante con la voz en
off, el cómic tiene ritmo y no se hace aburrido ni pesado, aunque la temática
nos pueda llevar a creer que va a ser densa por el hecho de tratar conflictos
políticos o religiosos. Guy Delisle va jugando con la experiencia personal para
contar temas autobiográficos, pero analizando la forma de ser y las creencias
de las personas que conviven en esa zona de Oriente Próximo. Es un magnifico
cómic para entender el conflicto palestino-israelí y para conocer la vida que
llevan las personas en Jerusalén. Es un cómic fantástico para leer en las
asignaturas de Religión y Ética.
Leyendo Crónicas de
Jerusalén he recordado la idea de que solo recuerdo de mis viajes aquello
que está unido a una historia y, quizá, gracias a Guy Deslisle haya conocido
aspectos de Jerusalén, una ciudad que nunca visitaré, por haber leído su historia.
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