Acabamos de adquirir para nuestra biblioteca la novela
titulada Intemperie, de Jesús Carrasco, publicada por Seix Barral.
Se trata de una narración que transcurre a la
intemperie, en un paisaje aplastante, árido y duro; un erial en donde hay pocos
sitios en los que resguardarse de las inclemencias vitales. Tres personajes
principales se encuentran o se persiguen: un niño que huye de su casa y de la
violencia de un padre violento y despiadado, un viejo cabrero con el que se
encuentra y que le ayuda en su escapada y, por último, un alguacil pederasta que lo
persigue para devolverlo a su antigua vida. Los tres protagonistas, a los que
el autor no nombra, son tipos que representan con toda claridad arquetipos bien
delimitados que se mueven por lugares sin nombre, en una época sin fecha,
aunque recuerda la vida en España en los años cuarenta.
Antes de leer el libro había leído que esta novela está
siendo comparada con “La Carretera” de Cormac McCarthy: sin duda, las historias
se parecen porque unos personajes en continuo movimiento luchan por sobrevivir
en un ambiente feroz y un niño es el protagonista, pero la novela del español está ubicada en un
paisaje muy español, describe certeramente la vida de los pastores, la tierra,
las costumbres, los aperos, los paisajes y la naturaleza. Y, aunque el ambiente
descrito sea tan duro, el lenguaje es poético y lírico; algunos ejemplos de
estos aciertos: los galgos son “carnes
escurridas sobre largos huesos”, el cinturón con el que el padre pega al
niño es “hebilla cobriza rajando el aire de la cocina”,
el burro “pacía sobre recuerdos de viejos
surcos”…
En fin, una buena novela que mantiene la tensión narrativa
desde el principio al final, que sabe engarzar dureza y ternura y mostrar vileza
y dignidad.
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