Inimaginable adentrarme en esta novela aparecida durante los años de la lamentable,odiosa y detestable Guerra Civil española. Afirmo lo anterior por tratarse de un autor de fuerte carácter conservador, seguidor de la más rancia Falange, creada por el irrepetible (ojalá) José Antonio Primo de Rivera , Agustín de Foxá.
Y alguien preguntará:¡que osadía, qué valor!Se nos habrá convertido el reseñista en un seguidor del yugo y las flechas. No. Tenedlo por seguro.
Mi interés residió en poder observar de primera mano las impresiones subjetivísimas que presenta este autor sobre los años de la República, el exilio del Borbón comistral y mujeriego y el desarrollo de los dos primeros años de guerra en la ciudad de Madrid.
Y, ciertamente, lo obtenido es lo que esperaba. Bien cierto es que el estilo de este señorito, perteneciente a la aristocracia autárquica, no es desdeñable. Se observa buen manejo del idioma, mejor uso de la metáfora, gran capacidad narrativa y un serio manejo del diálogo y los pasajes descriptivos. Pero mi inmersión en la novela no buscaba tal fin. Buscaba la ideología que transmite la misma. Y en este sentido, tampoco ha logrado sorprenderme.Entonces, ¿para qué escribir este pequeño comentario? La respuesta, sencilla:
Foxá maneja la propaganda fascista con mejor maestría que el estilo. En el Madrid que sufre la guerra, son los señoritingos los que la sufren; los obreros y oprimidos, la clase más humilde, los milicianos son escoria.Gente que, cuando la República accede al poder(con sus virtudes y sus defectos, también), maltrata, humilla, descabeza, viola y fusila impunemente a los del bando más reaccionario, a las clases pudientes y a los que- a la callada- seguían con animosidad y alegría el levantamiento de ese generalucho que llegó a autodenominarse Generalísimo y Caudillo.
Por la otra parte- el bando nacional- ningún crimen, todo orden, pura caridad cristiana.
¿Para qué seguir reseñando?
Puro maniqueísmo el de este Foxá; o todo es bueno o todo es malo. A nadie le cabe la menor duda de que una guerra acarrea injusticias, crímenes, fatalidades, hambre y pobreza en los bandos enfrentados, pero...señor Agustín de Foxá, los pobres también sufren.Tendría que haber sido más objetivo en su novela; mas, entonces, no hubiera militado en la Falange.¡Qué obviedad!
No recomendable. Tendenciosa y"facha". Inadmisible para los tiempos que corren y para los tiempos de la eternidad, presente y futuro.
3 comentarios:
En el libro Kaputt de Curzio Malaparte se nombra al sr. Foxá en varias ocasiones. En una de ellas, si no la recuerdo mal, un diplomático francés le reprocha a Foxá el que salude con un brazo en alto al estilo fascista con las siguientes palabras (aproximadas): "¿Usted también levanta un brazo?" a lo que Foxá responde: "Mejor levantar uno que tener que levantar los dos". Saludos y ánimo con el blog.
Puede que sea subjetivo este Foxá, vamos pues nosotros a ser realistas y decir las cosas como son. Cierto es que en las guerras, y más si son civiles, la barbarie campa a sus anchas pero, no es más cierto si cabe, que la ideología izquierdista radical ha asesinado y sigue asesinando a millones de personas en el mundo. Porque ante sucesos como fusilar a quién llevaba corbata, castrar y quemar vivo a quién vestía sotana o fusilar ante una tapia a las tres de la mañana a quién tenía un negocio, lo podemos justificar dentro del paquete de barbaries de la guerra; pero en China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela etc, ya no hay guerra, creo.
Bueno..."Anónimo", completamente de acuerdo contigo o "contiga". La barbarie es detestable en todas las circunstancias; pero este tipo ( Foxá) tiene una visión que tira mucho a la defensa de la derechona más rancia y fascista. Lee otras reseñas que hago sobre barbaries de los de izquierdas y verás que pienso lo mismo.
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