miércoles, 11 de marzo de 2009

LA CARRETERA


“Cuando despertó en el bosque en medio del frío y la oscuridad nocturnos había alargado la mano para tocar al niño que dormía a su lado. Noches más tenebrosas que las tinieblas y cada uno de los días más gris que el día anterior". Estas son las primeras líneas de La Carretera (Premio Pulitzer de Novela en 2007). Su autor es Cormac McCarthy, conocido en nuestro país por ser el creador de la novela en la que se basó la película No es país para viejos.

Un padre y su hijo van huyendo de un mundo terriblemente devastado (se supone que por alguna explosión nuclear) siguiendo la línea de una carretera. La humanidad parece haber sido casi aniquilada, sólo quedan algunos supervivientes que malviven en un mundo sin sol, sin color ni vida. La novela se enclava así en el género de novelas-viaje en las que los personajes se van haciendo a sí mismos a través de las peripecias que les toca vivir. Pero en ésta no hay aventura, ni siquiera los personajes o los lugares tienen nombre, sólo existe el ansia de salvación que les hace pelear por alcanzar su esperanzador destino en el sur.

El autor describe este esperemos-que-no futuro con un lenguaje abrupto, duro, cortado, que resulta difícil de asimilar al principio pero que poco a poco te hace participar de la historia y vivir de manera muy directa el mismo destino que el padre y el hijo. Aunque el libro está muy alejado de lo que se consideraría poético por su temática, sí que se pueden encontrar muchos y muy sorprendentes hallazgos: “…la negrura en la despertaba aquellas noches era ciega e impenetrable…” “…caminando por el lecho roto de un mar mineral agrietado y roto como un plato caído…”. En fin, muy literario.

Es una gran novela con un solo “pero”: el final.


(Imágenes de la película)

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